A veces luchamos en batallas perdidas y el no abandonar es lo que nos hace grandes... Porque, siempre que pensamos en la prudencia, pecamos de imprudentes. Siempre que actuamos cautelosamente, acabamos siendo los más impacientes y cuando intentamos hacer lo correcto, inconscientemente dañamos a alguien. Pero, lo más importante de todo es que, no volvemos la cara hacia otro lado aún siendo lo más fácil, sino que damos un paso hacia adelante aún sabiendo que saldremos escaldad@s. Y la satisfacción de saber que hemos hecho lo correcto no es comparable con la duda de no haberlo hecho.Y aunque a veces pensemos que tal vez sea una batalla perdida, el tiempo nos demuestra a su manera que nunca lo fue y que todo acto conlleva una consecuencia. Afortunados aquellos que dan un paso adelante con la valentía de no saber muy bien qué hacer tras haber analizado todas las consecuencias. Porque aunque estemos quiet@s, el mundo no deja de girar, por ello , mejor tomar cartas en el asunto aunque sepamos que hoy será una batalla perdida, pero... mañana..., quién sabe....
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