jueves, 19 de septiembre de 2013

Tres deseos !!!

A veces nos aferramos demasiado a las cosas pensando que así hallaremos la felicidad, y no nos damos cuenta, que lo material es sólo éso , " algo material " y que el tiempo que se nos va, no se puede recuperar .  Por ello, os relato los tres últimos deseos de un gran personaje " Alejandro Magno, El grande " , de quién debiéramos aprender !! 



Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos:
1 – Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época.
2 – Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y…
3 – Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones.
Alejandro le explicó:
1 – Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos NO tienen, ante la muerte, el poder de curar.
2 – Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
3 – Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo.
Al morir nada material te llevas, aunque creo que las buenas acciones son una especie de cheques de viajero.
“EL TIEMPO” es el tesoro más valioso que tenemos porque ES limitado. Podemos producir más dinero, pero no más tiempo.. Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida que nunca podremos recuperar, nuestro tiempo es nuestra vida. EL MEJOR REGALO que le puedes dar a alguien es tu tiempo y SIEMPRE se le regala a la familia o a un buen amigo.
Eclesiastés 3:1-2
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:
Tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado…


martes, 10 de septiembre de 2013

Septiembre... mes de rutinas...


   Ya llegó Septiembre y con él las rutinas, la vuelta al trabajo, la vuelta al cole.... Mis días de colegio quedan muy atrás, pero siempre los tengo presente cuando veo esos niños serios, malhumorados y llorones que desfilan camino del colegio. Lo recuerdo porque mi estancia no fue tan feliz como hubiera querido. Sé leer y escribir de puro milagro. Quizá por eso tenga un enorme respeto y admiración por las personas que se dedican a la enseñanza, porque, sin ellos yo sería hoy día una analfabeta. La primera vez que pisé el colegio tenía 4 años. Mi cole estaba y está a 2 minutos de mi casa. Mi madre me acompañaba todas las mañanas y todos los días me recogía antes de tiempo. Tuve un problema que aún hoy no está catalogado y que de momento no voy a comentar. Sólo os diré que sé leer y escribir gracias a la constancia de una profesora que rogó a mi madre que no me sacara del colegio. Nunca lloré , ni tampoco me negué a ir al colegio, pero, lo pasaba tan mal que mi madre pensó en no llevarme más , porque, ella sufría casi tanto como yo . Por suerte, una profesora me cuidó casi como si fuera su hija, de hecho, creo que nadie conoció mejor que yo la sala de profesores. Me pasé meses y meses en las rodillas de aquella profesora. De no haber recibido aquel cariño, mi madre me hubiera sacado del colegio y hoy no estaría escribiendo éstas palabras. En mi época, los profesores tenían voz y voto, quizás a veces demasiado, pero, se les respetaba . El respeto era mutuo tanto por parte de los alumnos como por parte de los padres. Y lo recalco bien, porque creo que hoy en día, ése respeto se ha deteriorado mucho y los profesores ya no gozan del mismo respeto de antes. He tenido la oportunidad de poder visitar de nuevo el colegio y no he podido evitar que aquellos recuerdos y aquellas sensaciones me atraparan de nuevo. Puedo decir que lo superé, con tiempo, con esfuerzo y sobre todo con mucho cariño y paciencia. A pesar de todo, aprendí a leer y escribir, participé en todas las obras de teatro y payasadas que me era posible. Mis profesores aún se acuerdan de mí y me consta que lo hacen con cariño  y mis amigos del cole aún los conservo. Saqué muy buenas notas y nunca repetí. Pero debo y deberé todo lo que sé, a aquella profesora que apostó por mí. Si cuento ésto, es para que a alguien le sirva de referencia, para que no tiréis la toalla si alguno tenéis cerca a un niño o niña en la misma situación. He conocido a muy pocas personas que pasaran mi misma experiencia, pero, sin duda las habrá. Por ello, desde este rinconcito quiero agradecer a todas esas personas que se arman de paciencia y que con su cariño sacan adelante a las nuevas generaciones. A veces, no se les valora lo suficiente , aunque, no debemos olvidar que la educación se complementa entre el colegio y la familia. No lo olvidemos por favor !! Quién me iba a decir a mí que con los años me dedicaría a la escritura. Si miro años atrás, hubiera parecido imposible. Pero, la vida que es así de caprichosa , me ha llevado por ese camino. Y aprender a leer, es lo mejor que me pudo pasar !!! Por ello, creo firmemente que cualquier obstáculo se puede superar y si contamos con la ayuda de alguien, mejor que mejor !!! 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Arcaicos



Hoy, mientras actualizaba mi GPS, que ya no utilizo tanto, me acordé de aquellos tiempos en los que se iba a todos lados sin ningún tipo de aparato que te obligara a girar a un lado u otro, simplemente parabas y preguntabas si no sabías llegar y siempre llegabas a ese destino gracias a la amabilidad de alguien que no tenía miedo a responder a tu pregunta. Tampoco existían los cinturones de seguridad y en un coche viajaban todos los que cabían. Yo recuerdo grandes viajes con mis primas, mis padres y mi hermano. Todos los niños íbamos en los asientos de atrás y mi hermano que era el más pequeño de todos, siempre le tocaba ir encima de alguna de nosotras. Y aún hoy comentamos lo bien que nos lo pasábamos en aquellos viajes. Que es cierto que hemos ganado en seguridad, pero, los viajes en familia ya no son como antes, han perdido parte de su magia. Ahora necesitamos casi 4 coches para poder ir todos juntos a un mismo lugar. Los veranos duraban mucho más que los de ahora y tampoco existían los móviles y nunca ví a nadie estresado ni morir de ansiedad. Me acordé también de aquellas tardes de merienda en la que los niños jugábamos todos juntos y cambiábamos caramelos, chocolates, bocadillos y estampitas. Ahora los niños no pueden intercambiar nada de eso porque se contagian los gérmenes, pero, yo intercambié caramelos y aún sigo viva. Con mis primas me he peleado muchas veces, por grandísimas tonterías, pero al rato se nos olvidaba y volvíamos a jugar. Y ahora no las cambiaría por nada del mundo. Y de adolescente... quién no se ha comprado alguna vez la " Super Pop", ahora ya no existe, pero cuando existía nos regalaba grandes tardes de tertulias entre amigas que suspirábamos por el artista de moda.  Y las cintas, aquellas que grababas de la radio porque no sabíamos que existía eso de " La Sgae ", simplemente ponías la cinta y grababas tus canciones favoritas y las escuchabas una y otra vez y para rebovinarlas echabas mano de un boli. Tantas cosas guardo en la memoria como kilómetros guarda mi GPS y a pesar  de que hoy puede parecer " Arcaico", yo aún hoy me montaría en aquel viejo coche sin gps, apretujada por el poco espacio que nos robábamos unas a otras , pasándonos a mi hermano de unas rodillas a otras y escuchando alguna vieja cinta mientras mi padre se encargaba de llevarnos a algún lugar....