Mi corazón es como un joyero que contiene piezas de un valor incalculable. Algunas no sé cuándo llegaron, solo se que estuvieron ahí siempre. Porque es muy poco lo que se necesita para ser realmente feliz. A veces un libro, a veces un buen vino y sobre todo... una buena compañía. Como esos amigos que nos acompañan en todas las situaciones donde sobra lo material.
Unas pipas, un banquito... y poco más...
Yo hice amigos en el camino, que no se si encontré o me encontraron, si los busqué o me los regalaron. Esos a los que no hace falta llamarlos porque intuyen que algo ocurre.Otros vinieron y se fueron, y me dejaron siempre algo bueno que no entendí en el momento. Y aunque ya no estén en mi camino, siempre me acuerdo de ellos.
¡ Es tan bonito mirarte y reírte sin decir nada !, que solo aquellos que comparten esa complicidad pueden entender de qué les hablo.
Que no pido tener muchos amigos , tan solo los mejores.
Que no creo en la amistad perfecta, pero sí en la verdadera.
Que soy tan imperfecta que ellos hacen que mis manías sean algo normal.
Que mientras no me falten los amigos, mi vida siempre tendrá un valor.
Que no hay nada más bonito, que la complicidad de un amigo.
Si sabes de qué te hablo... afortunado tu, porque amigo no se le llama a cualquiera.