Cada año llega antes la Navidad, tal vez por la crisis y el afán de hacer caja, se resta importancia al verdadero sentimiento de Navidad que se ha convertido ya en algo puramente comercial. En mis tiempos... Diciembre era sinónimo de Navidad y ahora en cuanto acaba el verano, ya nos meten por los ojos los anuncios de juguetes, turrones ( mi preferido el del almendro con ese " vuelve a casa vuelve " ) y las burbujitas de Freixenet. Atrás quedo el encuentro con la familia y amigos y la ilusión de los regalos. Llega tan pronto la estética navideña, que cuando llega Navidad estamos asqueados de todo. No me considero muy entusiasta de la Navidad, pero me niego a poner mi miniárbol hasta que no llegue por lo menos medidados de Diciembre. También he de confesar que no soy fans de Papá Noel, yo soy de los Reyes Magos. No entiendo ese fanatismo por adoptar constumbres americanas, cuando aquí siempre han sido los Reyes Magos los que se han encargado de los regalos navideños. Así que, como es costumbre que las líneas se saturen, por si acaso voy a pedir ya mi deseo de Navidad , vaya que con los recortes ya no se respeten ni los deseos.
La única conclusión que saco de todo ésto es que, ya nada es como antes...
domingo, 28 de octubre de 2012
lunes, 15 de octubre de 2012
Cantares desde la cuna.
Porque hay dificultades que con un poco de cariño se pueden salvar...
Abrió los ojos y miró timidamente a través
de unos barrotes blancos . Alargó su
pequeña mano y acarició el brazo de su mamá que aún dormía tras el cansancio de
toda la noche. No quería despertarla, tan solo acariciarla. Y darle así las
gracias por sus cuidados. Sin ella estaba perdido…Mientras jugueteaba con los
peluches, abrió su pequeña boca aún sin
dientes para agrandar más aún su sonrisa, su mamá se había despertado y así
quiso premiarla, con su cándida sonrisa.
Apenas contaba con dos meses
de vida y ya se sentía feliz de dormir en su cunita tras pasar unas semanas en
la incubadora. Poco sabía de lo que era la
vida, pero con su papá y su
mamá cuidando de él, sabía que nada se le resistiría. Con el latir de su corazón día a día demostró
ser un luchador que no pensaba rendirse ante la primera dificultad. Y entre los
brazos de su madre cogia las fuerzas necesarias para respirar.
Ella le cantaba, su padre le susurraba y él
con su sonrisa hacía que todo mal pasara…
martes, 2 de octubre de 2012
LOS SECRETOS PÚRPURA...
Hoy me despertaron
los rayos del sol que
atravesaban la fina y transparente cortina. Sin
más me levanté, con mucho cuidado de no hacer
ningún ruido para no despertar a Leo, pero,
sin querer tropecé con no sé qué. Por suerte su
sueño era profundo , al menos eso creía y me
apresuré a salir a la terraza. Me impregné del
olor de la brisa del mar y entonces sentí como
algo acariciaba mi pelo. Era Leo, con la dulzura
que le caracteriza, con ese gesto suave que sabe
que tanto me gusta.
El día comenzaba casi perfecto, en un lugar casi
mágico, entre un clima suave … y ligero.
Envuelta aún entre las blancas e inmaculadas
sábanas , mi piel aún olía a su piel…
Unas horas después…
Tras el dulce despertar
la realidad se abrió paso
ante las numerosas cajas
que rodeaban la
habitación.
Nunca imaginé lo dura
que podría ser una
mudanza. Por suerte contaba
con la ayuda de
Maria, mi mejor amiga,
y como no de Leo, mi paciente marido.
Estábamos recién casados y
aún no habíamos
tenido tiempo de abrir todos los regalos que
recibimos en la boda . Pero entre aquella
multitud había uno que
sobresalía de entre los
demás por su tamaño.
Al abrirlo descubrimos un precioso
sillón de color púrpura. ¡
Por fin ! pensé, un
regalo que si que estaba en la lista de bodas .
– Me
pareció increíblemente bonito, además
era suave, esponjoso y muy cómodo. Se convirtió
sin duda en mi mueble preferido de toda la casa.
Una vez que todo estuvo en orden, no
pensaba más que en estrenar el sillón. Así que,
después de comer decidí echar una pequeña siesta
que sin duda necesitaba. Me quedé dormida de
inmediato y tuve tiempo incluso de soñar. Pero
los sueños me resultaban bastante extraños . Y
aunque no sabía muy bien de qué iban no tardé
en descubrirlo. Cada vez que me
sentaba en aquel sillón, me sentía diferente .
Era como si me
trasladara a otro lugar.
Me sentía tan bien, que no era capaz
de expresar lo que aquel sillón me hacía sentir.
Aquel sillón púrpura ocupaba un lugar
privilegiado en el salón de mi casa, junto a la
ventana, y cerquita de la mesa. Allí me gustaba
observar el bonito
paisaje siempre que quería.
Pero cada vez que me acomodaba en aquel sillón
volvían aquellos extraños sueños.
Analizándolos, comprendí, que era la forma en la
que el sillón me hablaba.
Ya que en aquellos
sueños me advertía de peligros y me hablaba de
los miedos de las personas que me rodeaban. Fue
así como logré ayudar a algunos amigos.
Nunca supe quién me regaló aquel sillón, ni el
porqué de aquella magia. Solo sabía que era real.
Un día, decidí contar a mi marido
lo que me ocurría cada vez que me sentaba en aquel sillón. Me miró un poco
incrédulo, ya que le resultaba muy extraño todo aquello que le estaba contando.
Le dije que lo probara, pero, no funcionó. Aquel sillón solo desplegaba su
magia conmigo. La verdad es que dejé a Leo
muy preocupado, pero pensó que seria una consecuencia de la mudanza, por
aquello del cansancio.
Cada vez que alguien nos visitaba, aquel
sillón me mostraba el pasado, presente y futuro de aquella persona. No lograba
comprender cómo ocurría aquello, incluso tuve que actuar de manera muy astuta
para que nadie sospechara nada, pues, no quería que me tomaran por loca o algo
así. De esta manera me convertí un poco en la confidente de la familia, aunque
nadie sabia que jubaga con ventaja. Al principio me mostraba un poco cautelosa, porque, para
mi también era algo raro. Pero con el
tiempo y mucha práctica se convirtió en algo tan habitual, que llegué a dominar
a la perfección. Me agradaba ayudar a los demás. Y cada vez que lo conseguía, la
siesta en aquel sillón era mucho más placentera. Era como una recompensa.
Pero un
día, desperté en mitad de la noche, un olor extraño me desveló. Era un olor a
quemado, desperté a Leo y bajamos juntos al salón. Estaba todo en llamas, pensé
de inmeditato en mi sillón, pero, era imposible rescatarlo.
Se abrió una investigación, en la
que determinaron que la causa de dicho incendio fue un cortocircuito provocado
por la farola del jardín. No me importaban los muebles, pues, los podía volver
a comprar, pero el sillón, mi sillón, que nunca supe de dónde había salido…
Empecé a buscar por todas las tiendas para ver si podía encontrar otro igual,
tal vez no fuera mágico, pero, necesitaba aquel sillón. Su sitio siguió
vacío, y no hubo manera de encontrarlo. Un buen día, cuando ya había perdido toda
esperanza, sonó el timbre, me dirigí a abrir la puerta y para mi sorpresa no
había nadie, tan solo, una enorme caja frente a mí. Pedí ayuda a Leo, para
meterlo dentro de casa. Y al abrirlo, no podía creerlo!!! Era un sillón
púrpura, igual al que se quemó. Aquella caja no tenía remitente, no había
sobre, ni cartero, ni tampoco lo había mandado ninguna agencia. Una vez más,
aquel sillón apareció en mi vida como de la nada. Sentí un enorme gozo en mi
interior, y aunque ni siquiera mi marido
fuera capaz de entender cuánto significaba aquello para mí, se alegró de que
apareciera sin más. Así que lo llevé a su lugar, al lugar que le pertenecía. Y
durante años soñé placenteramente en aquel sillón púrpura cómplice de mis
sueños, miedos y deseos. No sé de dónde salió, quién lo mandó o a quién
pertenecía. Solo sé que llegó a mi vida por algo, tal vez, algún día en algún
sueño me sería desvelado…
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