Hoy me despertaron
los rayos del sol que
atravesaban la fina y transparente cortina. Sin
más me levanté, con mucho cuidado de no hacer
ningún ruido para no despertar a Leo, pero,
sin querer tropecé con no sé qué. Por suerte su
sueño era profundo , al menos eso creía y me
apresuré a salir a la terraza. Me impregné del
olor de la brisa del mar y entonces sentí como
algo acariciaba mi pelo. Era Leo, con la dulzura
que le caracteriza, con ese gesto suave que sabe
que tanto me gusta.
El día comenzaba casi perfecto, en un lugar casi
mágico, entre un clima suave … y ligero.
Envuelta aún entre las blancas e inmaculadas
sábanas , mi piel aún olía a su piel…
Unas horas después…
Tras el dulce despertar
la realidad se abrió paso
ante las numerosas cajas
que rodeaban la
habitación.
Nunca imaginé lo dura
que podría ser una
mudanza. Por suerte contaba
con la ayuda de
Maria, mi mejor amiga,
y como no de Leo, mi paciente marido.
Estábamos recién casados y
aún no habíamos
tenido tiempo de abrir todos los regalos que
recibimos en la boda . Pero entre aquella
multitud había uno que
sobresalía de entre los
demás por su tamaño.
Al abrirlo descubrimos un precioso
sillón de color púrpura. ¡
Por fin ! pensé, un
regalo que si que estaba en la lista de bodas .
– Me
pareció increíblemente bonito, además
era suave, esponjoso y muy cómodo. Se convirtió
sin duda en mi mueble preferido de toda la casa.
Una vez que todo estuvo en orden, no
pensaba más que en estrenar el sillón. Así que,
después de comer decidí echar una pequeña siesta
que sin duda necesitaba. Me quedé dormida de
inmediato y tuve tiempo incluso de soñar. Pero
los sueños me resultaban bastante extraños . Y
aunque no sabía muy bien de qué iban no tardé
en descubrirlo. Cada vez que me
sentaba en aquel sillón, me sentía diferente .
Era como si me
trasladara a otro lugar.
Me sentía tan bien, que no era capaz
de expresar lo que aquel sillón me hacía sentir.
Aquel sillón púrpura ocupaba un lugar
privilegiado en el salón de mi casa, junto a la
ventana, y cerquita de la mesa. Allí me gustaba
observar el bonito
paisaje siempre que quería.
Pero cada vez que me acomodaba en aquel sillón
volvían aquellos extraños sueños.
Analizándolos, comprendí, que era la forma en la
que el sillón me hablaba.
Ya que en aquellos
sueños me advertía de peligros y me hablaba de
los miedos de las personas que me rodeaban. Fue
así como logré ayudar a algunos amigos.
Nunca supe quién me regaló aquel sillón, ni el
porqué de aquella magia. Solo sabía que era real.
Un día, decidí contar a mi marido
lo que me ocurría cada vez que me sentaba en aquel sillón. Me miró un poco
incrédulo, ya que le resultaba muy extraño todo aquello que le estaba contando.
Le dije que lo probara, pero, no funcionó. Aquel sillón solo desplegaba su
magia conmigo. La verdad es que dejé a Leo
muy preocupado, pero pensó que seria una consecuencia de la mudanza, por
aquello del cansancio.
Cada vez que alguien nos visitaba, aquel
sillón me mostraba el pasado, presente y futuro de aquella persona. No lograba
comprender cómo ocurría aquello, incluso tuve que actuar de manera muy astuta
para que nadie sospechara nada, pues, no quería que me tomaran por loca o algo
así. De esta manera me convertí un poco en la confidente de la familia, aunque
nadie sabia que jubaga con ventaja. Al principio me mostraba un poco cautelosa, porque, para
mi también era algo raro. Pero con el
tiempo y mucha práctica se convirtió en algo tan habitual, que llegué a dominar
a la perfección. Me agradaba ayudar a los demás. Y cada vez que lo conseguía, la
siesta en aquel sillón era mucho más placentera. Era como una recompensa.
Pero un
día, desperté en mitad de la noche, un olor extraño me desveló. Era un olor a
quemado, desperté a Leo y bajamos juntos al salón. Estaba todo en llamas, pensé
de inmeditato en mi sillón, pero, era imposible rescatarlo.
Se abrió una investigación, en la
que determinaron que la causa de dicho incendio fue un cortocircuito provocado
por la farola del jardín. No me importaban los muebles, pues, los podía volver
a comprar, pero el sillón, mi sillón, que nunca supe de dónde había salido…
Empecé a buscar por todas las tiendas para ver si podía encontrar otro igual,
tal vez no fuera mágico, pero, necesitaba aquel sillón. Su sitio siguió
vacío, y no hubo manera de encontrarlo. Un buen día, cuando ya había perdido toda
esperanza, sonó el timbre, me dirigí a abrir la puerta y para mi sorpresa no
había nadie, tan solo, una enorme caja frente a mí. Pedí ayuda a Leo, para
meterlo dentro de casa. Y al abrirlo, no podía creerlo!!! Era un sillón
púrpura, igual al que se quemó. Aquella caja no tenía remitente, no había
sobre, ni cartero, ni tampoco lo había mandado ninguna agencia. Una vez más,
aquel sillón apareció en mi vida como de la nada. Sentí un enorme gozo en mi
interior, y aunque ni siquiera mi marido
fuera capaz de entender cuánto significaba aquello para mí, se alegró de que
apareciera sin más. Así que lo llevé a su lugar, al lugar que le pertenecía. Y
durante años soñé placenteramente en aquel sillón púrpura cómplice de mis
sueños, miedos y deseos. No sé de dónde salió, quién lo mandó o a quién
pertenecía. Solo sé que llegó a mi vida por algo, tal vez, algún día en algún
sueño me sería desvelado…
Menos mal que era una mini-novela, porque no podía dejar de leerla, estaba intrigadísima; y yo aquí en el trabajo ...
ResponderEliminarSimplemente, me encanta ... Pero me quedo con ganas de más ...
Me gusta mucho de verdad, gracias por compartirla con todo el mundo, y estoy de acuerdo con Raquel, yo también me quedo con ganas de más. Un saludo.
ResponderEliminarMil gracias !! Vuestras palabras me animan a seguir escribiendo.
ResponderEliminarPUES YO NO TE VOY A ANIMAR A ESCRIBIR TE LO VOY A EXIGIR JJAJAJA, esto que es nos pones toda una historia con mil matices para desarrollar y nos dejas con las ganas de ver que sueña, que piensa, en que lios se mete, no no, ya te veo escribiendo todos los días esta historia tienes que desarrollarla que está genial, un besazo y lo dicho no acepto menos de 60 páginas.
ResponderEliminarY yo que no me atrevía a subirla... Mil gracias !!
ResponderEliminarGrandiosa como siempre!!! Simplemente maravillosa... Todo lo q te esta pasando t ko mereces aunque se quede corto porq mereses lo mejor. Tengo la grandiosa suert d tenerte en mi vida... Grasias por ser simplemente.como eres siempre pndiente d los q stamos aqii abajo!!! Grasias por ser esa gran persona!!! Te queremos mucho y estamos muy orgullosos de ti
ResponderEliminarTu hermano y una servidora estamos muy orgullosos d ti... Al igual q tus padres y tu familia en general... No t voy a poner otra vez anonimo anda!!! Te queremos mucho TATA
ResponderEliminarRachel, aunque el tiempo se me hace cortísimo, como lo sugeriste, paso por tu espacio y te leo. Buen narrado tu texto, interesante, y con algo de magia implícita que agrada en su sencillez.
ResponderEliminarComo lo expresan otros comentarios, bien podría este escrito ser parte de una historia mayor. Por mientras, a disfrutarla así!
Saludos
La verdad me ha enganchado, no es la primera vez que escucho hablar de tí pero sí la primera que te leo. Felicidades
ResponderEliminarGracias Natalia !! Me alegro que te haya gustado . Espero que sigas visitando este blog !!.
EliminarInteresante historia, donde conjugas muy bien el arte de la adivinación con el fetichismo. (Por la obsesión de la protagonista al creer que el sofá es el culpable de sus sueños premonitorios)-Y quizás sí lo sea- Bien narrado y mejor final. Felicidades, Rachel.
ResponderEliminarA mí, salvo el color, me ha gustado todo. Es interesante.
ResponderEliminarPasando a saludar y comprobar si es cierto que lograste quitar los "captchas" je,je,je,je Un abrazo y feliz semana.
ResponderEliminarEnhorabuena.Me ha encantado,estaba enganchada.Por favor sigue escribiendo,esto se merece una novela.Besos.Maria Jose.
ResponderEliminarGracias Mª Jose, todo se andará en cuanto disponga de un poco más de tiempo !!!
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