domingo, 20 de enero de 2013

Amigos...


Amigos, esas grandes personas que siempre nos rodean. Amigos que hacemos a lo largo de la vida, en el trabajo, aquellos que están desde la infancia, los que aparecen de la nada y se quedan para siempre. Esos que con solo oír nuestra voz, aún sin vernos la cara, adivinan nuestro estado de ánimo. No hace falta tener muchos amigos, solo hay que tener los necesarios.  Se convierten en cómplices con solo un guiño de ojos, con un simple gesto adivinan la coartada, son esos seres que nos rodean y sin los que no podemos vivir. Da igual el tiempo que lleves sin verlos, que parecerá que fué ayer, ó que hables con ellos todos los días y aún así siempre haya algo de lo que hablar. Siempre hay una anécdota unida a un amigo, siempre hay una situación que no hubiera sido igual sin ese amigo. Y lo mejor de todo es, cuando se integran en nuestras familias. Seres que aguantan nuestro mal humor, que se unen en las alegrías y nos acompañan cuando la cosa pinta mal. Esos seres que nos riñen porque nos quieren y que se convierten casi como en una segunda madre porque todo lo dicen por nuestro bien. Grandes personas con grandes corazones. Algunos se alejaron para no volver jamás porque la vida así lo quiso, pero dejaron parte de ellos que se quedó para siempre con nosotros. Otros aparecen en momentos puntuales, pero no por ello menos importantes. De una forma u otra siempre están ahí, y yo los sigo queriendo  a  la  verita mía… 

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