Tenemos la mala costumbre de no decir lo que sentimos, de no demostralo para no parecer débiles, ñoños, sentimentales o incluso dependientes; pero, en realidad lo único que estamos demostrando así es que somos un poco bastante "gilipollas". No nos damos cuenta que el tiempo pasa y no vuelve, que si no creamos la oportunidad, no volveremos a encontrarnosla de frente. Que si esperamos, el tren se nos va. Somos unos inconscientes porque no actuamos acorde con los sentimientos. Vivimos la mayor parte del tiempo ocultando lo que sentimos, porque el miedo que imaginamos en nuestra cabeza paraliza nuestras acciones y nos impide llevarlsa a cabo. Cuando somos conscientes del valor de mostrar los sentimientos y de lo mucho que nos puede aportar, en la mayoría de los casos ... es un poco tarde. Y de nuevo, no sabemos cómo actuar, no sabemos qué hacer.
¿Y si en lugar de ocultar lo que sentimos nos centramos en demostrarlo? ¿Y si en lugar de reprimirnos, nos atrevemos a vivirlo? Quizás no sea tan difícil y nos aporte mucho más de lo que creemos. Pues todos tenemos los mismos miedos y envidiamos a aquellos que dan el paso y se dicen a la cara y sin tapujos aquello que sienten sin miedo a ser rechazados. Que estamos en esta vida de paso, llegamos con las manos vacías y del mismo modo nos iremos. Pero, parece que aún no lo entendemos y vivimos engañando al tiempo y los sentimientos. Vivimos creyendo nuestras propias mentiras y así nos va la vida... con la mala costumbre de no saber vivirla. Que tener miedo no es ser cobarde, tener miedo es ser humano. Que los sentimientos están para vivirlos, no para ocultarlos.
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